Las reparaciones de una construcción por lo general no están controladas por un especialista. Sin embargo, al realizar cerramientos, extensiones o modificaciones a la presentación actual de una propuesta edilicia, se deben tener en cuenta múltiples factores relacionados con la seguridad, la continuidad de la línea arquitectónica y los productos que se usarán para finalizar una obra de refacción.
Hoy en día, las propuestas de mano de obra y de intervención en diferentes tipos de estructuras es muy amplia. Lo indispensable al iniciar una labor de rehabilitación es observar la obra arquitectónica en su conjunto respetando las limitaciones y proyecciones de la capacidad actual del edificio.
Al decidir cambiar los azulejos del cuarto de baño por ejemplo, se deben considerar las características de las paredes, el circuito de cañerías y el flujo de la humedad. Detalles que parecen menores pueden ocasionar grandes inconvenientes a la estructura general de una obra en construcción.
Cuando se de la posibilidad de refaccionar es fundamental constatar que todas las modificaciones que se hagan a la construcción, cumplan con las normativas de seguridad generales y realicen un aporte de ambientes y performance que se vea completado con la estética.
Las remodelaciones deben respetar la misma línea arquitectónica de toda construcción. La utilización de diversos materiales, las diferencias de pinturas, las características de los empapelados, por lo general dan a una construcción un aspecto que no completa la mejor expresión de arquitectura.
El efectuar refacciones en cualquier clase de construcción, el paso principal es elaborar un esbozo en los planos de la misma y establecer el material de construcción y las diversas variantes de adaptación que pueden presentarse con los materiales que hay en el mercado. Integrar correctamente los materiales. brinda una buena continuidad de la línea arquitectónica.